El embudo migratorio en Canarias tensa la convivencia en las islas
La estrategia de concentrar a miles de inmigrantes en Canarias está tensando la convivencia en las islas. Los incidentes han aumentado en las últimas semanas, el número de extranjeros llegados en patera que ahora viven en la calle se ha disparado y la frustración de los inmigrantes que llevan meses en hoteles sin poder seguir su viaje a la Península se ha convertido en protestas. Además, los altercados aislados protagonizados por inmigrantes corren como la pólvora por las redes y sirven de munición xenófoba: por segunda vez en poco más de un mes se han convocado patrullas vecinales para “ir contra los moros”.
Una espectacular pelea por el control de un aparcamiento en Maspalomas, zona turística del sur de Gran Canaria, encendió la mecha que aún coletea. En el vídeo se ve a varios hombres atacando a dos aparcacoches. Todos eran marroquíes, algunos llegados en patera recientemente y otros ya asentados, pero los internautas hicieron sus propias interpretaciones, las redes sociales se llenaron de mensajes de odio y la Policía Nacional tuvo que comenzar a desmentir bulos. “Muere el joven canario agredido por un inmigrante”, aseveraba falsamente uno de los mensajes más compartidos. “Esto ocurre en Sevilla, Madrid o Barcelona tres veces al día, pero no tiene esta repercusión”, lamenta una fuente policial. “Se habla de los 10 malos, pero no de los 6.000 buenos”. Pero los puñetazos entre gorrillas se sumaban a otros incidentes que vienen incrementándose en las últimas semanas, según los alcaldes de Mogán y San Bartolomé de Tirajana, los municipios donde se encuentran los hoteles que alojan miles de inmigrantes desde septiembre. Entre esos incidentes, que pueden ir de una borrachera a una discusión por una cancha deportiva, los delitos son una minoría y cometidos por un número pequeño de personas, según fuentes policiales. Los datos, según estas fuentes, no justifican la alarma social, pero la percepción de inseguridad ya ha cundido y las autoridades asumen que irá en aumento. La presión de estos municipios ha llevado a la Policía y a la Guardia Civil a desplegar equipos de sus antidisturbios que patrullan las zonas de los hoteles para tranquilizar a los vecinos.
